
La ruta por el paisaje de interés cultural de Arcos de la Frontera transcurre por el paisaje de Arcos de la Frontera, que está incluido en el Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía y presenta interés especial por su valores naturales y culturales. La documentación original de referencia está disponible en la web de la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía.
El propósito de las rutas por paisajes culturales es revelar las distintas maneras en que las personas se han relacionado y relacionan con los lugares que habitan y cómo su interacción con el medio ha propiciado la conformación de diferentes categorías de paisajes culturales. Éstos, en la actualidad, no solo singularizan la zona sino que representan un interesante recurso en aras de un desarrollo territorial sostenible.


Comprender
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| “ | Arcos de la Frontera, |
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El municipio de Arcos de la Frontera está situado en el noreste de la provincia de Cádiz, cercano al límite con la de Sevilla e integrado en la comarca de la Sierra de Cádiz. Su término cuenta con 527 km².
El paisaje de Arcos de la Frontera está definido por tres elementos fundamentales: el espolón rocoso sobre el que se asienta el Conjunto Histórico, el curso del río Guadalete y la extensa campiña de su entorno. Este emplazamiento privilegiado ha convertido a Arcos en un referente paisajístico de la provincia de Cádiz, presentando el perfil de su caserío con una silueta característica recortada en el horizonte sobre el pronunciado promontorio. Debido a su pasado multicultural, Arcos de la Frontera ha desarrollado una fisonomía adaptada a la orografía, habiendo dado lugar a un entramado de calles estrechas y empinadas que testimonia, junto a su denso legado edificatorio, la dilatada evolución histórica que ha experimentado.
La localidad se presenta en el paisaje sobre el prominente tajo del río dibujando una línea con dirección noroeste a sureste, evocando explícitamente a las funciones que ha protagonizado. La ubicación en altura de Arcos de la Frontera explica que tanto la defensa, como el control y la comunicación territorial han sido las principales actividades relacionadas con su origen y el posterior proceso de crecimiento y enriquecimiento de su casco histórico.
Remontándonos al origen más remoto en su proceso de morfogénesis, el oppidum turdetano sirvió de base para implantación de la ciudad romana llamada Arci, situada cercana al ramal de la Vía Augusta que partía desde Ugia (Las Cabezas de San Juan) y se dirigía hacia Barbate por Asido (Medina Sidonia) evitando la bahía gaditana. En la Edad Media, durante el periodo andalusí fue denominada Arkos, emergiendo como una ciudad próspera y floreciente. En el 1012, tras la caída del Califato de Córdoba, se proclamó la Taifa de Arcos, fortificándose el recinto de la Villa con la muralla y el levantamiento del alcázar y conformándose el sinuoso trazado de sus calles. En 1069 fue conquistada y anexionada por el Al-Mutadid a la Taifa de Sevilla.
Tras la rendición de Jerez en 1253 bajo el reinado de Alfonso X, el infante Enrique consiguió el sometimiento Arcos a la corona de Castilla mediante un tratado que autorizaba la permanencia voluntaria a la población morisca. En octubre de 1264, tras la revuelta mudéjar, fue recuperada por este rey de forma definitiva y asumiendo un papel muy destacado en la defensa y vigilancia de la frontera del Reino de Granada.
En 1508 el rey concede el gobierno de esta ciudad a su privado Ruy López Dávalos, pasando desde 1540 a estar gobernada por los Ponce de León, duques de Arcos. Bajo este linaje la ciudad protagoniza una etapa de prosperidad económica y cultural muy decisiva en la conformación de su imagen actual, incorporándose a su paisaje urbano importantes hitos monumentales, como el Convento de San Francisco o el de San Juan de Letrán, y produciéndose la expansión extramuros en los barrios de la Corredera, San Francisco y Cómpeta, éste último relacionado con el anterior asentamiento morisco conocido como El Barrio Bajo. A grandes trazos, queda así configurada la grandiosidad de su imagen como ciudad histórica y la fuerza con la que caracteriza el paisaje del lugar, a pesar de que, como consecuencia del proceso desamortizador del siglo XIX, algunos de los inmuebles religiosos se vieron afectados en su integridad y el nuevo régimen de tenencia rural frenó el incipiente desarrollo industrial estancando la economía y provocando un periodo de crisis social.
Adentrados en el siglo XX, a mediados de la década de 1960 se produce el mayor crecimiento demográfico de la ciudad y comienza una mejora de la calidad de vida muy vinculada al sector turístico en el marco de las políticas desarrollistas estatales. A pesar de que el crecimiento urbanístico a gran escala expande la ciudad e introduce nuevas tipologías de viviendas disonantes con el carácter vernáculo del caserío tradicional, en este momento la imagen proyectada de la ciudad alcanza una repercusión sin precedentes convertida en uno de los recursos patrimoniales más icónicos del entorno junto a los pequeños pueblos serranos conocidos como Pueblos Blancos.
Declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1962, Arcos de la Frontera presenta como rasgo más característico el alzado sobre el pronunciado promontorio de dos fachadas urbanas en las que asoman balconadas y miradores. Desde la orientada al noreste pueden tenderse visuales que alcanzan la lejanía la Sierra de Grazalema y el embalse de Arcos de la Frontera, mientras la que se alza al suroeste permite divisar la campiña gaditana y el curso del río Guadalete, ofreciendo una panorámica del valle que rodea la localidad.
Esta ruta, para realizar andando, propone un recorrido que parte del Mirador de Cabezuelos hasta llegar a la Salida del Puente y el Puente de San Miguel, conectando extramuros con el casco urbano. Atraviesa el entorno del Algarrobo y la calle Pérez Galdós, donde se aprecia la transición entre el paisaje rural y urbano. Continúa por Matrera Abajo y Matrera Arriba, calles que reflejan la adaptación a la topografía escarpada. Recorre las calles Callejas, Cilla, Marín Montero y Cadenas. El itinerario continúa ascendiendo por la calle Almirante Topete hasta acceder al mirador de Abades, con vistas panorámicas sobre valle del Guadalete, sigue hasta la iglesia de San Pedro y recorre Núñez del Prado, Boticas, Magdalena Amaya, Higinio Capote, Benito Gatica, Cristóbal Colón, Corredera, el Paseo de los Boliches, Murete Bajo, Nueva y Plaza del Cabildo, uno de los espacios icónicos de Arcos.

Llegar
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Se puede llegar a Arcos de la Frontera por la A-382 , que conecta Jerez de la Frontera, a 36 kilómetros, con la Sierra de Cádiz; la A-393 , que une con la campiña sevillana; y la A-372 que se dirige hacia Grazalema y los Pueblos Blancos. Desde la ciudad, Sevilla, a 89 kilómetros, tomando la E-5
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Itinerario
[editar]Calle Salida del Puente.

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Tomado como punto de partida de esta ruta, desde el Mirador de los Cabezuelos puede contemplarse la primera panorámica de este paisaje, en la que aparece el caserío blanco sobre el tajo. Este mirador actúa como umbral entre el paisaje natural del Guadalete y la ciudad histórica.
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Esta ruta comienza en el
Mirador de Los Cabezuelos, punto estratégico desde el que se contempla la imponente localización de Arcos de la Frontera sobre el escarpe rocoso que domina la ribera del río Guadalete rodeando la ciudad. Desde este mirador, puede observarse una panorámica del
Conjunto Histórico de Arcos de la Frontera con su caserío encalado colgado sobre la pared vertical del promontorio, apreciándose la transición del entorno natural que parte del río en la zona baja y asciende por el cortado hasta encontrar la línea de fachada urbana. Esta línea presenta la continuidad del caserío abigarrado, bajo el horizonte y adaptado a la forma del precipicio inexpugnable en otros tiempos, en el que sobresalen cuatro de los hitos paisajísticos más relevantes: el alzado de la alcazaba medieval y el de las torres de las iglesias de
San Agustín ,
San Pedro y
Santa María . En esta visual se reconocen elementos geográficos clave del paisaje, como el estrechamiento de la vega del Guadalete, los cultivos de regadío o las suaves lomas que configuran el ámbito agrario circundante.
El mirador actúa como umbral para divisar la relación entre la naturaleza y la ciudad, y permite captar el carácter defensivo que provocó el origen de su proceso de morfogénesis, así como las calidades estéticas y el carácter escenográfico que mantiene la población en su imagen actual que ha sido ampliamente difundido. Desde este punto se da la bienvenida al visitante que comienza a tomar conciencia sobre el alto valor paisajístico, histórico y simbólico de este paisaje en su conjunto, invitando a subir y recorrer su entramado de calles laberínticas, conocer sus monumentos y descubrir otras perspectivas de su entorno territorial desde los múltiples miradores que asoman en el perímetro urbano.
De la calle Salida del Puente hasta la calle Algarrobo. 9 min - 750 m.

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El entorno del puente sobre el río Guadalete es una zona transición entre el río y la ciudad. Desde este lugar puede observarse la localización en la ribera de uno de los molinos que han aprovechado la energía hidráulica para la molienda, una actividad histórica muy determinante para la economía local.
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Mirando hacia la izquierda, la panorámica muestra cómo continúa el curso del río hacia el suroeste apareciendo el
Molino del Algarrobo en la margen derecha. Este antiguo molino de principios del siglo XVI conserva parte de su infraestructura original, pudiéndose apreciar el azud que conduce el agua a la noria y el inmueble que la alberga.
Al igual que otros molinos conservados en diferentes tramos del río, se presenta en el paisaje como testimonio histórico de una de las actividades económicas ligadas al curso fluvial, la molienda de grano, esencial para la vida de la población hasta bien entrado el siglo XX.
El paseo por esta zona permite al visitante comprender cómo el agua no solo ha sido elemento modelador del paisaje, sino también motor de desarrollo económico y generador de un patrimonio cultural relevante. Al frente, ascendiendo por la calle Algarrobo, se percibe el paso desde el extrarradio agrícola a la densidad del caserío, con viviendas encaladas que se van adaptando al relieve mediante soluciones constructivas escalonadas.
Durante los años 2008 y 2009 se realizaron obras en el río para mejorar los accesos, el paseo de ribera y la conservación de los molinos.
Desde la calle Algarrobo a Matrera Abajo. 6 min. - 450 m.

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La Puerta de Matreras es el acceso oriental al recinto amurallado de Arcos de la Frontera. En sus inmediaciones pueden observarse el alzado de elementos defensivos y el contraste entre la trama urbana del arrabal histórico, de trazado rectilíneo, y la del interior, más compacta y laberíntica.
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En este punto, el paisaje urbano se vuelve más vertical, reforzando la sensación de penetrar en una ciudad construida para protegerse y dominar su entorno territorial desde la cota más alta. La Torre Matrera, aunque oculta parcialmente entre el alzado del caserío, mantiene su papel como pórtico al interior monumental del recinto fortificado de la localidad. Adentrándonos hacia el interior, la ruta continúa dirigiéndose hacia los miradores de la fachada norte, donde las visuales se abren mostrando la amplitud del paisaje exterior.
Desde Matrera Abajo a la calle Callejas. 2 min, - 110 m.

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El mirador de la calle Callejas se prolonga a lo largo del borde norte de la localidad como un mirador longitudinal desde el que puede divisarse la contraposición de fachada norte de Arcos, con su caserío escalonado y suspendido sobre el tajo, y el espacio natural frontero que recorre el meandro del río delimitando un amplio campo dedicado al cultivo de cereales.
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Calle Callejas. 2 min, - 120 m.

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A lo largo de este mirador se contemplan vistas hacia el norte y noroeste que alcanzan el perfil de las estribaciones de la sierra, el valle del Guadalete, el embalse y los polos de ocupación más recientes. El paisaje aquí muestra una imagen contemporánea en la que adquiere gran protagonismo la lámina de agua generada desde la construcción de la presa en 1966.
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De la calle Callejas hacia la calle San Pedro. 11 min. - 550 m.

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En este enclave la ruta propone visualizar la dimensión del entorno territorial hacia el este y suroeste desde el Mirador de Abades, y la vuelta al interior del recinto amurallado junto a la iglesia de San Pedro, donde destaca la monumentalidad de algunos inmuebles como esta iglesia, la capilla del antiguo hospital de la Misericordia, el palacio del Mayorazgo u otros ejemplos de arquitectura nobiliaria.
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Su torre barroca, del siglo XVIII, visible desde numerosos puntos del municipio es una referencia vertical del paisaje urbano. A sus pies, la recoleta plaza, con su atrio elevado sobre una escalinata, y las calles adyacentes forman un espacio contenido, de tránsito pausado, en el que las casas tradicionales contraponen su escala con la monumentalidad del templo. Desde aquí, descendemos por callejuelas hasta encontrar el
mirador de Los Abades . Situado en uno de los extremos del promontorio rocoso, este enclave abre una vista panorámica impresionante hacia el sur, desde donde se puede divisar el perfil de la Sierra de Cádiz, los montes de Medina Sidonia, la Bahía de Cádiz e, incluso, la malagueña Sierra de las Nieves en días despejados.

Desde San Pedro a la calle La Corredera. 16 min. - 900 m.

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La salida del recinto hacia el oeste conecta con uno de los espacios más diáfanos del Conjunto Histórico, en el que la gran perspectiva que desciende por la calle Corredera muestra uno de los lugares más atrayentes para el comercio y la sociabilidad, y alcanza en la lejanía el perfil del barrio surgido sobre el promontorio frontero en torno a la iglesia de San Francisco.
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El recorrido deja atrás los tramos de escaleras, estrechas pendientes y callejones angulados, y da paso a un espacio más abierto en el que la vivienda tradicional andaluza de fachadas blancas, rejas de forja, portones de madera y pequeños balcones decorados con cerrajería adquiere mayor protagonismo en el paisaje urbano. El
hospital de San Juan de Dios y el
Salón Cultural San Miguel destacan como hitos monumentales más singulares en esta entrada histórica a la ciudad por el este. En esta vía pueden observarse elementos como la antigua sede del Ayuntamiento, portadas de casas de estilo nobiliario, y la fachada del actual Centro Regionalista Andaluz de Arcos, instituciones que refuerzan el protagonismo de la arquitectura civil en este sector de la ciudad.

Desde la Corredera hasta el Paseo de los Boliches. 6 min. - 350 m.

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Dejando atrás la Corredera, asomar al mirador de los Boliches permite abrir la mirada sobre el paisaje que se extiende al sur de la localidad de Arcos de la Frontera, en el que el curso del rio Guadalete se aleja formando dos grandes meandros en la llanura dejando entre ellos un gran número de explotaciones agrícolas de cereal y olivar.
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Del Paseo de los Boliches a la Plaza del Cabildo. 11 min. - 650 m.

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La llegada a la Plaza del Cabildo culmina el trayecto de esta ruta mostrando el espacio más representativo de la localidad, en el que queda patente la importancia simbólica en su paisaje urbano de inmuebles como la alcazaba medieval o la iglesia de Santa María, cuya torre es uno de los hitos más sobresalientes en el perfil del caserío. Desde esta plaza se accede al mirador más icónico de Arcos, el llamado de Peña Nueva.
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Seguridad
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En muchos lugares del recorrido no existen zonas de sombra, por lo que es recomendable llevar protector solar y sombrero en épocas de mayor radiación solar y mantenerse hidratado.
Salud
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Próximo destino
[editar]Otros destinos dentro de la provincia de Cádiz:









