La ruta por el paisaje de interés cultural de Montoro transcurre por el paisaje de Montoro, que está incluido en el Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía y presenta interés especial por su valores naturales y culturales. La documentación original de referencia está disponible en la web de la Guía Digital del Patrimonio Cultural de Andalucía.
El propósito de las rutas por paisajes culturales es revelar las distintas maneras en que las personas se han relacionado y relacionan con los lugares que habitan y cómo su interacción con el medio ha propiciado la conformación de diferentes categorías de paisajes culturales. Éstos, en la actualidad, no solo singularizan la zona sino que representan un interesante recurso en aras de un desarrollo territorial sostenible.
Comprender
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El municipio de Montoro está situado al este de la provincia de Córdoba, en el límite con la de Jaén. Integrado en la comarca del Alto Guadalquivir a 42,6 kilómetros de la capital de provincia Córdoba, su término se encuentra atravesado por la Autovía del Sur A-4 entre los puntos kilométricos 353 y 366, como también lo hace la nacional N-420 . Ambas, la A-4 y la N-420 sufren una bifurcación en este gran término municipal de 585,84 km2 de extensión superficial. Montoro se encuentra perfectamente comunicada tanto por carretera como por ferrocarril con Córdoba y por carretera con el resto de núcleos urbanos colindantes como Bujalance a través de la A-309 .
El paisaje de Montoro viene determinado por tres elementos fundamentales: La sierra con su piedemonte, la campiña y la vega del río Guadalquivir que supone la frontera natural pero que a la vez sirve de nexo de unión para integrar el núcleo urbano de Montoro en una unidad paisajística muy singular y de bellas estampas. La población, de pasado ibero, griego, romano y musulmán, está situada sobre una pequeña elevación que domina el curso del río y que la divide en dos barrios, ofreciendo una silueta única sobre el horizonte.
Este asentamiento urbano aprovecha la elevación del terreno sobre un cerrado meandro en la margen izquierda del río Guadalquivir con una cota máxima de 195 metros sobre el nivel del mar. Esta estratégica elevación ha propiciado que localidad, emplazamiento y río hayan desarrollado una relación histórica por la que distintas sociedades a través del tiempo buscaron su dominio para el control de las comunicaciones entre el Valle del Guadalquivir y el paso a Sierra Morena. Su peculiar situación geográfica ha favorecido el continuo asentamiento humano desde la antigüedad en el período final de la Edad del Bronce (1200 a.C- 700 a.C) ya que la situación elevada del asentamiento proporcionaba protección para su población y un fácil acceso a los recursos hídricos además de control territorial. Estas circunstancias provocaron el establecimiento de un importante núcleo ibero-turdetano cuyas evidencias se encuentran en el asentamiento arqueológico del Llanete de los Moros, situado muy cerca de la actual plaza de toros de Montoro.
La zona se vio sometida a un profundo proceso de romanización desde finales del siglo III a.C. cuando la población era conocida como Epora que significa en griego «veedor» por lo que algunos historiadores han establecido relación entre el nombre del emplazamiento y su función estratégica a modo de baluarte, en una clara alusión a su privilegiada situación sobre el Guadalquivir. La firma de tratados de alianza (foedus) con Roma durante el transcurso de las Guerras Púnicas propició que Epora ganara el estatus de civitas foedarata, convirtiéndose en siglos posteriores en punto de referencia en el trazado de la Via Augusta. A partir de esa romanización la economía de Epora se basó en el cultivo del olivo y los cereales lo que ha propiciado un aspecto muy característico del paisaje que circunda al núcleo urbano de Montoro. Otros motores económicos en la zona son la ganadería extensiva, la caza en la zona de la sierra y las explotaciones mineras de cobre y plomo.
El entramado urbano de la ciudad fue transformado en época visigoda y sobre todo musulmana siempre adaptándose al espacio físico y su relieve, señalando las escasas fuentes históricas existentes, algunos testimonios visigodos, la existencia de algunas explotaciones agrícolas alejada del núcleo urbano en un proceso de ruralización que venía dándose desde el bajo imperio romano. A partir del siglo VIII la población pasa a denominarse Kántar-Estesan (haciendo alusión a la existencia de un puente) reedificándose la muralla y construyendo una alcazaba en lo que hoy conocemos como Plaza de Santa María de la Mota. Algunos restos de esa alcazaba se observan si realizamos una mirada desde el exterior del meandro, en la margen derecha del río Guadalquivir. En 1240 Fernando III recupera la plaza para la Corona de Castilla, pero la artesanía mudéjar dejará una profunda huella con técnicas artesanas que han llegado hasta nuestros días como el trabajo del esparto, la alfarería y el dominio de la irrigación a través de acequias y fuentes muy abundantes en Montoro.
La incorporación de Montoro a la Corona de Castilla se realiza a partir de su conquista en 1240 y siempre bajo la jurisdicción de Córdoba, situación que cambia en 1660 cuando el Marqués de El Carpio la incluye en sus dominios. En 1662 Felipe IV le otorga el estatus de ducado uniéndolo a los dominios de la Casa de Alba que tendría jurisdicción sobre una serie de actividades e impuestos como las alcabalas, impartir justicia y nombramientos de corregidor y escribanos.
Entre los siglos XVI al XVIII de desarrolla el núcleo urbano con nuevas y emblemáticas construcciones tanto civiles como religiosas conformando la imagen y la estructura urbana que perdura hasta nuestros días. Entre ellas destacan el Puente Mayor o de las «Donadas», las Casas Consistoriales, la Iglesia de San Bartolomé, la Casa Tercia e innumerables casas nobiliarias, a cuyos titulares se les habían donado grandes latifundios dedicados a la explotación del olivar, la vid y los cereales.
En el siglo XIX la ciudad opuso, desde su privilegiada y estratégica ubicación, resistencia a las tropas napoleónicas y ayudaron con levas de soldados con la población local por lo que fue recompensada con el título «Noble, Leal y Patriótica» Ciudad en 1808 por Fernando VII.
En la actualidad la economía montoreña gira entorno al cultivo del olivar con 18.895 hectáreas para la producción de aceite de oliva de gran calidad complementadas con las 2285 hectáreas dedicadas a herbáceo tanto de regadío como de secano, principalmente al trigo, lo que otorga a la economía montoreña de un carácter esencialmente agropecuario ratificado por el número de actividades económicas relacionadas con ese sector 465 en 2022 seguida de lejos por actividades comerciales y la industria manufacturera, como por ejemplo el esparto cuyo uso y producción son más característicos del núcleo urbano. Desde este emplazamiento existen varios puntos donde se domina el paisaje agrario y natural que lo rodea, sin embargo, es más rica la vista desde el exterior al interior en el que destaca el perfil del núcleo urbano recortado sobre un paisaje natural, esquema típico de la campiña de Córdoba recogido en el Registro de Paisajes de Interés Cultural de Andalucía.
Esta ruta pretende mostrar los aspectos más característicos del paisaje de Montoro, el de su emplazamiento territorial, el de su fisionomía urbana y la relación establecida entre ambos. La ruta propone un recorrido que se inicia en el Mirador del Imperio Romano, continúa por el Mirador Lineal que se prolonga siguiendo la calle Herrerías y cruza el Puente Mayor o «de las Donadas» para introducirnos el barrio del Retamar, único arrabal histórico situado en la margen contraria del río. En el interior de este barrio, prosigue hasta alcanzar el mirador que permite extender la mirada sobre el valle, asciende hasta la cruz situada en la conjunción de las calles Amargura y Jardines, y vuelve hasta las proximidades del puente para iniciar un recorrido por el espacio de ribera que lleva a la Fuente de la Oliva. Desde este lugar continúa por la circunvalación norte hasta cruzar el Puente Nuevo y comienza el recorrido por la ampliación de los siglos XVII y XVIII del monumental casco histórico hasta llegar a la Plaza de las Hijas de la Caridad. Desde aquí se dirige al norte para recorrer el sector medie- val alcanzando la Plaza de Santa María y finaliza en uno de los espacios urbanos más identitarios para los montoreños: la Plaza de España.
Llegar
[editar]La ruta recorre la localidad de Montoro, a 42,6 kilómetros de la ciudad de Córdoba, a la que se puede llegar por A-4 , N-420 o A-309 .
Itinerario
[editar]Trayecto: Inicio del itinerario en el Mirador del Imperio Romano. Calle Herrería esquina a carretera N-420
En este punto de observación, hacia el sur se divisa el paisaje serrano y el denso bosque de ribera que escolta las orillas del Guadalquivir. Si se dirige la mirada al este, aparecen confrontadas dos fachadas urbanas: la del núcleo primitivo y la del barrio del Retamar, una expansión histórica desarrollada sobre una colina en la margen frontera del río |
Comenzamos esta ruta desde el Mirador del Imperio Romano donde podemos observar como el Rio Guadalquivir llega, silencioso desde el sureste y va abrazando poco a poco a Montoro llenándolo de vida y armonía sonora del agua que discurre formando un encajado meandro. Al sur el río que llega ayudando a reverdecer a la vegetación que casi oculta en su totalidad las medievales aceñas del Cascajar (molinos hidráulicos para fabricación de harinas); hacia el este, delante de nosotros el blanco y encalado 1 barrio del Retamar, al oeste la fuente del Pilar de las Herrerías y la fachada que forman las casas de Montoro que se superponen unas a otras a modo de patchwork blanco y rojo, y al norte el río que se pierde en un requiebro tras bañar los pilares del puente Mayor envolviendo el núcleo urbano de Montoro por su margen izquierda. El paisaje es bello y más cuando te dejas acompañar por el susurro del agua, no en vano, vale la pena disfrutar un tiempo en ese punto apreciando la vegetación de ribera, el río, el barrio del Retamar y los verdes olivares que forman el horizonte. Continuaremos nuestro camino por el mirador lineal sobre el río Guadalquivir dejando a nuestra izquierda una pared de casas blancas que parecen apilarse en un delicado equilibrio sobre la roca arenisca de color rojizo que sustenta todo Montoro. Pasamos por delante de la fuente del pilar de Santo Domingo de la Calzada donde se encuentra una muestra muy representativa de la importancia que tiene en Montoro el elemento agua, con sus fuentes y la tradición de las cruces de mayo. Tras pasar por delante de esta fuente continuamos recto por la calle Camino Nuevo que nos lleva directamente hasta el Puente Mayor , también llamado «de las Donadas».
- Vista desde el mirador del Imperio Romano.
- Vista desde el mirador del Imperio Romano.
Trayecto: Mirador lineal sobre el Guadalquivir paralelo a la N-420 y calle 2 Camino Nuevo (15 min.)
Desde este Puente Mayor se puede contemplar la angostura del valle, las huertas junto al bosque galería y los blancos caseríos de Montoro sobre la roca madre de color rojizo que ha servido durante generaciones pasadas para construir y engrandecer los edificios y monumentos locales. |
Al llegar al Puente Mayor se toma conciencia de lo importante que llegó a ser la construcción de esta obra civil y su trascendencia histórica a partir del siglo XVI. Para esta construcción pontonera se escogió el lugar más estrecho que había en el valle formado por el río Guadalquivir llamado la Cincela del Rastro. El Puente Mayor es conocido popularmente como Puente de las «Donadas» en alusión a unas posibles donaciones que realizó la población local para ayudar a su ejecución y conclusión. Se vendieron dehesas y montes para conseguir recursos para ese fin. Con una altura de 19 metros sobre el río, para evitar las frecuentes crecidas del Guadalquivir, se construyó con sillares de arenisca roja, conocida en Montoro como piedra «molinaza» (tal vez relacionado ese término, según algunos historiadores, con la utilización de esa piedra para la construcción de los molinos y aceñas). Esta altura te permite apreciar como el río ha calado y conformado el relieve local formando un profundo valle, encajándose en el meandro que empieza a rodear a Montoro. Mirando hacia el Sur tenemos a nuestra izquierda el 3 barrio del Retamar que se derrama ladera abajo con algunas pendientes considerables, mientras que a nuestra derecha a una altura de 200 metros se erige altanera Montoro rematada por la roja torre campanario de la iglesia de San Bartolomé . El río Guadalquivir adquiere tonos verdes y en ocasiones refleja el color blanco de las casas y el azul del cielo, pudiéndose observar que, a continuación de la vegetación de ribera, existen pequeñas huertas en ambas orillas. El Puente Mayor es el nexo de unión por el Este entre el barrio del Retamar y el núcleo urbano principal de Montoro, pero también une sierra y campiña por lo que supone un continuo paso de actividad humana.
Trayecto: Puente Mayor y 1 calle Calvario (5 min.)
Desde este mirador, situado a poniente del barrio del Retamar, la vista sobre el extenso valle que recorre el río presenta al fondo la fachada urbana de levante, en la que las casas se alzan sobre el estrato rocoso formando un entramado muy vertical de muros blancos y cubiertas de teja árabe. |
Tras abandonar los excelentes puntos de visión paisajística que ofrecen los salientes de los dos miradores sobre los contrafuertes del Puente Mayor nos dirigimos al 4 barrio del Retamar donde encontramos la ermita de Santa Ana , vinculada durante el siglo XVII al cuidado de personas con enfermedades contagiosas como la peste, aunque hay autores que relacionan la existencia del barrio y la ermita como el lugar de asentamiento de los obreros que trabajaban en la construcción del Puente Mayor. A nuestra derecha sale la calle Calvario observándose claramente la razón de su denominación al ser el inicio de un antiguo Vía Crucis que terminaba en la desaparecida ermita de San Roque, que estaba situada en la cota más alta de la loma del Retamar. Al transitar por la calle Calvario a la izquierda se aprecia la inclinación de determinadas calles del viario como la calle Santa Ana y la calle Renepon, que discurren paralelamente a la pendiente de la ladera donde está ubicado este barrio. Continuando hacia adelante encontramos a la derecha el hasta llegar al mirador mirador del Retamar, un excelente lugar para descubrir la amplitud del valle por donde discurre el Río Guadalquivir. La vista panorámica desde este mirador nos ofrece una visión muy completa de la fachada urbana que presenta Montoro a levante. La espectacular vista nos descubre delante de nosotros el Río Guadalquivir rodeado de una profusa vegetación, el corte de roca arenisca que muestra una variedad de tonos rojizos y, por encima recortando su silueta en el cielo, el blanco caserío de Montoro que se eleva con una pasmosa verticalidad. Más hacia el norte se observa el rojizo del Puente Mayor que prolonga sus arcos para acercar aún más si cabe, el núcleo urbano montoreño al barrio del Retamar. También desde este punto se puede divisar el espacio abierto del valle, que alcanza una anchura de más de 200 metros de distancia entre el punto donde nos encontramos y su orilla opuesta. Seguimos por la calle Calvario para enlazar con la calle Amargura observando previamente los restos de chimeneas de antiguas industrias aceiteras ubicadas junto a la orilla del río.
Trayecto: Calle Calvario, calle Amargura, calle Jardines, calle Santa Ana, Plaza del Mercado y calle Cedrón (10 min.)
Esta cruz conservada en el barrio del Retamar es un testigo que rememora un antiguo Vía Crucis cuyo itinerario recorría algunas de las calles de este arrabal histórico y terminaba en una desaparecida ermita situada en el punto más alto de la colina. |
Dejamos detrás la calle Calvario y giramos a la izquierda para entrar en la la 2 calle Amargura notando que la suave pendiente nos va llevando paso a paso a una cota más elevada. Los zócalos pintados de color ocre o rojo dejan de ser rectangulares para para pasar a ser triangulares adaptándose a la pendiente igual que los accesos a las viviendas encaladas de carácter tradicional. Al fondo de la calle Amargura 3 vemos una bifurcación donde el espacio se abre y encontramos una de las múltiples cruces repartidas por todo Montoro, siendo muy singular la presencia de estos cruceros en este barrio. Estos elementos religiosos estratégicamente repartidos en el territorio urbano son un legado de viejas tradiciones de las cuales se han encontrado testimonio histórico. Existen documentos cartográficos en la Biblioteca Nacional fechados en 1792 que confirman el recorrido de un Vía Crucis con 14 estaciones señaladas con unas cruces que tenían una composición tradicional. Constan de basamento, normalmente de sección cuadrada en varias alturas y de tamaño decreciente, sobre el que se sitúa una columna que soporta una cruz en muchos casos de hierro fundido, aunque muy pocas han llegado hasta nuestros días. En este cruce seguimos la ruta ascendente por la calle Amargura hasta llegar a otra intersección con la calle Jardines donde podemos disfrutar de un hermoso rincón con otra de las cruces que señalaban el antiguo camino del Calvario. Las calles parecen estrecharse a medida que van ganando un poco de altitud metiendo al viandante en la vida interna del barrio, pero sin embargo cuando se llega a alguna intersección con calles que están perpendiculares al río, como la 4 calle Renepon, se nos muestra en parte el paisaje de Montoro. Seguimos la ruta hasta el final de la calle Jardines atravesando una zona de parques públicos para enlazar con calle Santa Ana hasta llegar al cruce con Plaza del Mercado y bajar por la 5 calle Cedrón donde encontramos desde una cota más baja bellas vistas de Montoro.
Trayecto: 6 calle Cedrón, camino hasta la Fuente de la Oliva , circunvalación norte y Mirador de Entrehuertas (10 min.)
El perfil de la localidad observado desde mirador del norte evoca a la primitiva fundación de la ciudad, en la que la estrategia territorial tuvo como objetivos principales la defensa y el control del espacio contando con la altura del promontorio y el pronunciado meandro del río. |
Todavía en el 5 barrio del Retamar , nos encontramos en un cruce de caminos dejando detrás la plaza del mercado y a la izquierda la ermita de Santa Ana y la entrada al Puente Mayor. Delante de nosotros una hilera de casas nos oculta Montoro y pasamos por una rampa que conecta con el camino que discurre por la ribera derecha del río y que lleva a la fuente de la Oliva. En este punto encontramos la cota más baja, pudiendo apreciar cómo el Puente Mayor se eleva entre los chopos, cañaverales y el afloramientos rocoso del bosque galería del río. Durante varios minutos parece que la vegetación engulle al viajero hasta que el sendero asciende un poco y a la derecha se descubren ante nosotros los cuatro caños de la Fuente de la Oliva . Aprovechando las aguas del Arroyo de las Ventanillas, se construyó en el siglo XVIII un molino harinero denominado el «Molinillo» del que se pueden observar los restos detrás de esta fuente. La importancia del agua para esta población fue fundamental ya que históricamente se aprovechaba su fuerza para la construcción de aceñas como el molino de las Monjas, justo en la otra orilla frente a este del Molinillo, la de Fernando Alonso del siglo XV o la del Cascajal. Subiendo por la rampa frente a la fuente y accediendo al paseo del meandro se observa Montoro, aunque lo descubrimos en todo su esplendor al llegar al Mirador de Entrehuertas, construido expresamente con la finalidad de observar el paisaje montoreño desde el Norte y tomar conciencia de su importancia como bastión defensivo y estratégico en el control del valle del Guadalquivir. En este tramo se camina por la circunvalación que ofrece unas vistas exteriores del meandro y de Montoro a la izquierda mientras a nuestra derecha encontramos la agreste serranía.
Trayecto: Circunvalación norte y puente Nuevo hasta llegar a la plaza de las Hijas de la Caridad (20 min.)
La mirada desde el puente Nuevo ofrece la posibilidad de contemplar cómo la ciudad conecta con el bosque de ribera y el piedemonte de Sierra Morena, donde las explotaciones de olivar han ocupado gran parte de las laderas |
Al llegar al Puente Nuevo, que conecta Montoro con la sierra de Córdoba por el oeste, encontramos una perspectiva paisajística diferente situándonos justo en la vertical del Río Guadalquivir. Hacia el Norte se ve el paisaje natural de piedemonte de las estribaciones de Sierra Morena, cuyas primeras lomas están ocupadas por los olivares que producen el aceite que cuenta con Denominación de Origen Protegida Montoro-Adamuz. Desde aquí podemos ver cómo la frondosidad del bosque galería escolta al río por ambas orillas albergando un amplio ecosistema de vida animal y vegetal. Hacia el oeste vemos las suaves lomas cubiertas de olivares, mientras las aguas del río se dirigen a la capital cordobesa. Hacia el sur observamos las casas escalonadas en el promontorio siguiendo las curvas de nivel, y muros de contención que recuerdan a las antiguas estructuras que defendían la ciudad medieval. Dejamos el puente y entramos en Montoro transitando por la calle Pescadores, que ya tenía esa denominación en fuentes históricas desde el siglo XVII. Buscamos llegar a la calle 7 calle Santos Isasa por la pronunciada cuesta de la calle Paloma que sale a la izquierda, o por la Ronda del Poeta Manuel Terrín Benavides, en la que las pendientes son menos pronunciadas. La calle Paloma confluye con Santos Isasa muy cerca de unas de las puertas que los musulmanes abrieron en las murallas tras hacerse con la plaza de Montoro en 712, la 8 Torre Mocha, posiblemente edificada en el siglo XI. Esta edificación es el único resto arqueológico que constata la existencia de la muralla musulmana en Montoro. Continuando por la calle Santos Isasa, podemos observar su trazado curvo adaptado a la antigua muralla hasta desembocar en el próximo destino.
- Montoro y su puente Nuevo.
Trayecto: 9 Calle Pescadores, calle Paloma, calle Santos Isasa y plaza de las Hijas de la Caridad (10 min.)
En este emplazamiento del casco urbano, uno de los actuales puntos neurálgicos de la localidad, fue consolidado durante la expansión urbana de los siglos XVII y XVIII y concentra un elevado número de viviendas solariegas que presentan fachadas con elementos decorativos propios de la arquitectura barroca. |
La plaza de las Hijas de la Caridad situada a 198 metros de altitud supone el punto de confluencia de las principales vías que vertebran el paisaje urbano de Montoro y se encuentra unida a la Plaza del Charco formando un espacio casi continuo, no en vano este era el nombre que recibían ambos espacios en el siglo XVI. Entre 1530 y 1580 la tendencia demográfica alcista se rompe en Montoro y con ella la expansión urbana, que había llegado por la calle Corredera y sobrepasaba estas plazas hasta llegar a zonas más llanas en Calle El Santo y Cava. Tras las tres grandes epidemias del siglo XVII se vuelve a recuperar demográficamente la localidad a principios del siglo XVIII y aumenta la edificación civil en torno a edificios pertenecientes a congregaciones religiosas construidos a finales del siglo XVIII como el convento de San Juan de la Cruz, actual iglesia parroquial del Carmen . Esta plaza se llamó entre 1863 y 1868 Plaza de Isabel II, mientras que desde 1868 a 1875 tuvo la denominación de Plaza de la Libertad que volvió a ser bautizada como Plaza de Alfonso XII desde 1875 a 1932, cuando adquiere su nombre actual lo que da idea de la importancia del lugar para Montoro. El color rojizo de los monumentos y de las portadas de las casas solariegas contrasta con el blanco encalado de los paramentos dotando al paisaje urbano montoreño de una imagen muy característica. Si el viajero se sitúa en el centro de esta plaza y dirige su mirada hacia el sur se observa la continuidad del espacio hacia la plaza del Charco y sirviendo de nexo la parroquia barroca del Carmen. Realizando una panorámica de 360 grados se cuentan hasta 6 calles que confluyen en este espacio. Una de ellas, la 10 calle Salazar, nos conduce hasta el próximo hito.
Trayecto: 11 calle Salazar, calle Álvaro Pérez, calle Estrella, calle Ceniza, calle Los Lara y 12 calle Marín (10 min.)
Esta parte de la ciudad muestra el viario y el caserío adaptado a la inclinación del terreno en las proximidades de la antigua alcazaba medieval. Las viviendas conservan un marcado carácter vernáculo y el viario presenta sinuosas calles de raigambre andalusí y enigmáticos postigos que fueron puertas de acceso del recinto amurallado |
Dejamos atrás la calle Salazar continuando por la calle Álvaro Pérez observando el gran número de casas solariegas de fachadas con grandes portadas adinteladas de piedra molinaza y amplias balconadas centrales. Al transitar por esta calle dejamos atrás casas señoriales y monumentos religiosos de los siglos XVII y XVIII como la Casa de las Tercias Catedralicias (actual Museo del Aceite) y el 1 Hospital de Jesús Nazareno . El ensanche que forma en esta calle al unirse con la de la Estrella se llamó en otros tiempos plazuela del Mayorazgo por ser el lugar de la residencia del primogénito de una familia hidalga. Siguiendo por la calle Estrella el viario comienza a ser más estrecho y con requiebros. En uno de ellos tomamos a la derecha la calle Ceniza que aparecía como calle de Horno de Fresco a principios del siglo XVII. Como dato anecdótico en 1757 aparece en el Catastro del Marqués de Ensenada un horno activo en esta ubicación. La calle Ceniza enlaza con la calle Los Lara, que adquiere su nombre por la ilustre familia Lara establecida en Montoro desde la reconquista de la Corona de Castilla. En el siglo XVII se sabe que poseían grandes extensiones de tierras y molinos harineros como el del Cascajar, perteneciente a don Juan de Lara de la Cerda. Por estas calles transitamos por una zona intramuros de arquitectura vernácula donde las casas y sus entradas se adaptan al terreno inclinado por medio de lo que denominan en Montoro los «poyatos», poyetes con inclinación para igualar los accesos al nivel de la calle. El viandante observará como la confluencia de las calles Los Lara y Marín conforma un ensanche que es consecuencia de la reordenación del parcelario andalusí tras el establecimiento del gobierno castellano.
Trayecto: Calle Coracha, calle Puente, calle Santiago, calle Dotes y calle Capitán (15 min.)
La Plaza de Santa María se abre en el punto más elevado de Montoro en el emplazamiento que ocupaba la antigua alcazaba. En ella se encuentra la entrada al Museo Arqueológico, donde podemos descubrir testimonios que informan sobre los orígenes más remotos de la ciudad en tiempos de la Epora romana |
En la calle Marín volvemos a ver como los dinteles y jambas de las puertas son de piedra molinaza tallada con heráldica nobiliaria en la parte superior. A la derecha se contempla el 13 arco de la calle Ventura, conocido anteriormente como Arco del Fiscal, por un fiscal del siglo XVIII. En esta zona se aprecia la inclinación de las calles y los «poyatos» se adaptan al terreno. Entramos por la calle Coracha donde se vuelve a estrechar la vía y el trazado del callejero se hace más sinuoso debido a su origen andalusí y a la adaptación a la pendiente. En esta calle existía una torre perteneciente a la antigua alcazaba musulmana desaparecida de la cual tenemos referencia en el Catastro del Marqués de la Ensenada. En ella se puede observar, en un par de puntos, como la angostura de la calle deja espacios para contemplar el paisaje que rodea a Montoro por el norte. Coracha era el nombre que se le daba al saco para transportar tabaco y el café Americano. Al final de esta calle se llega a un espacio donde la vía se ensancha un poco dejando a la izquierda, en un nivel inferior la calle Puente y a la derecha, en un nivel superior, la calle Santiago que nos muestra la hermosa iglesia de Santiago en cuyo rincón se instala una bella cruz a principios del mes de mayo. Desde este punto seguiremos ascendiendo por el laberinto que forman la calle Dotes y calle Capitán. La calle Dotes tomó ese nombre debido al legado que dejó el benemérito patricio Don Pedro Capitán para dotar a las jóvenes pobres de esta zona. Llegamos a la hermosa plaza de Santa María, donde se encuentra la sede del Museo Arqueológico Municipal Santiago Cano y Consuelo Torrión , lugar privilegiado donde se situaba la antigua ermita visigoda de Nuestra Señora del Castillo o de la Mota y que a la llegada del islam fue reconvertida a mezquita dentro del complejo de la alcazaba.
Trayecto: Calle Bartolomé Camacho y Plaza de España (5 min.)
La Plaza de España es el espacio de máxima representación social e institucional de Montoro, que destaca por su belleza y monumentalidad de marcada impronta renacentista. Este lugar concentra gran parte de los edificios históricos levantados en el siglo XVI y testimonios medievales del gótico final como la portada de la iglesia de San Bartolomé |
Dejando la plaza de Santa María accedemos a la calle Bartolomé Camacho, el lugar más alto de Montoro. El viajero puede observar como los espacios se vuelven a estrechar y la calle comienza con una pendiente suave que tras una curva muy cerrada se agudiza considerablemente. Tras pasar esa curva, el viandante ve como entre el blanco encalado de las fachadas comienza a aparecer el color rojizo de la torre de la iglesia de San Bartolomé . Al bajar por esta calle, se observa la magnitud y majestuosidad de la torre campanario. Las casas presentan escudos nobiliarios sobre los dinteles de las puertas y este paisaje urbano se vuelve especialmente encantador cuando llegamos a la calle Postigo, justo en el lateral de la citada iglesia, donde el visitante se adentra en calles que transportan a un pasado medieval, renacentista y barroco. Dejando a la derecha la 14 calle Postigo estamos a pocos metros de llegar a la Plaza de España, llegando al final de esta ruta paisajística en el centro de la vida social e institucional de Montoro. Esta plaza ofrece un paisaje urbano inigualable y espectacular. Llama la atención su amplitud y la majestuosidad de los edificios que la conforman, aunque en tiempos de la reconquista este espacio urbano tuvo más amplitud que la actual. En 1932 se llamó Plaza de la Constitución de 1812 y anteriormente el de Plaza Mayor, Plaza de la Iglesia en 1483 e incluso Plaza del Cabildo. La plaza tiene una marcada influencia de la arquitectura renacentista, con edificios cuya construcción empezó en los siglos XV y XVI, como la Iglesia de San Bartolomé y las Casas Capitulares y que se terminaron en el siglo XVII. El arco del Postigo fue construido en 1761 como entrada a las dependencias de la Cárcel Real.
Seguridad
[editar]En muchos lugares del recorrido no existen zonas de sombra, por lo que es recomendable llevar protector solar y sombrero en épocas de mayor radiación solar y mantenerse hidratado.
- Emergencias. Teléfono gratuito: 112
- Guardia Civil. Teléfono gratuito: 062
Salud
[editar]Los hospitales más cercanos a las zonas del itinerario son:
- 2 Centro de Salud Montoro, C/ Senda Golosilla,14600, Montoro, Córdoba. ☎ +34 955545060 Centro de salud de la localidad.
- 3 Hospital Universitario Reina Sofía, Av. Menéndez Pidal, S/N, Córdoba. ☎ +34955545060, fax: +34 957 01 03 40, ✉: gerencia.hrs.sspa@juntadeandalucia.es Hospital de referencia de la provincia de Córdoba.
Próximo destino
[editar]Otros destinos dentro de la provincia de Córdoba: