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El mundo romano de Iuniana es el conjunto de monumentos de época romana que se han descubierto y permanecen en el municipio de la comarca valenciana de la Ribera Alta de Valencia llamado Énova.

Comprender[editar]

Este mundo romano está representado por varios yacimientos arqueológicos. El más importante, Villa Cornelius, no es posible visitarlo por estar soterrado para su protección. Pero pueden visitarse las otras dos manifestaciones de la presencia romana en la zona, la cantera de mármol, llamada Cantera de Quatre Camins, aunque también es conocida como "Llosar dels Francs" al estar junto a una carretera en la Partida dels Francs; y las carriladas, que origen anterior a la presencia romana, por eso se las conoce como carriladas íbero-romanas de Énova. En el pueblo pueden contemplarse diversas lápidas incorporadas en construcciones de edificios del propio municipio, dentro del cual hay una ruta con carteles informativos colocados por parte del Ayuntamiento de la población.

La Villa romana de Cornelius presentaba además de las típicas dependencias señoriales, jardines , patios de columnas, termas, calefacción subterránea y templetes entre muchos de sus elementos decorativos. Además un tanto más alejados de las dependencias principales se distinguen las casas de los labradores que se ocupaban de las tierras de cultivo, así como del resto de los sirvientes que trabajaban en el servicio doméstico. Prácticamente la totalidad de los hallazgos fueron llevados al Museo Municipal del Almodí, en Játiva, donde puede completarse la visita a los restos romanos de Énova.

Por su parte, la Cantera de Quatre Camins, pone de relieve cómo se extraían de ella grandes bloques rectangulares, que eran transportados en carros tirados por bueyes hasta la vila, donde los canteros, que allí residían, acababan el trabajo según. los pedidos que se tuvieran.

Los caminos por donde se transportaban estos grandes bloques tenían que pasar por terrenos de roca, para facilitar el paso por ellos, se realizaban las carriladas, carriles excavados en la roca donde las ruedas de los carros encajaban y así facilitaban su marcha por esos terrenos más escabrosos. Estas carriladas las podemos contemplar en el último punto del itinerario.

Prepararse[editar]

Énova es una población pequeña y con pocos servicios. El itinerario que proponemos puede realizarse todo a pie, por lo que es recomendable el uso de calzado cómodo y llevar al menos agua para poder hidratarse durante el trayecto, sobre todo si se hace en época calurosa.

El itinerario puede durar un par de horas entre la ida y la vuelta. Entre los sitios donde poder comer en el porpio municipio tras el recorrido, destacamos el Bar Joventut, en la Plaza del País Valenciano 2, o CELE, en la calle Vicente Blasco Ibáñez 2. También puede refrescarse en el bar Pato'ns en la Plaza El Parc 9.

Llegar[editar]

Énova se encuentra situada a 39º 02’ 39’’ latitud norte y 0º 28’ 50’’ longitud oeste. Su altitud es de 49 m.sobre el nivel del mar y se halla a 55 km de la ciudad de Valencia. Para llegar a esta localidad desde Valencia, se accede a través de la A-7 tomando luego la CV-564 y a continuación la CV-562. También cuenta con estación de ferrocarril de la línea C-2 de Cercanías Valencia.

Si viaja en su propio automóvil puede aparcar en el estacionamiento de la estación, o en las entradas del pueblo. Dentro del municipio el estacionamiento es escaso. Hay zona de aparcamiento en:

  • el polideportivo, situado en la calle Poliesportiu.
  • al final de la calle San Antonio.
  • la Travessia Major 50.

Itinerario[editar]

Mapa
Mapa de El mundo romano de Iuniana

El itinerario es una ruta que empieza y acaba en la Plaza del Ayuntamiento, con un recorrido de unos 5 km de ida y otros tantos de vuelta, de baja dificultad, la mayoría del trazado por zona plana. Respecto al tiempo, dependiendo del tipo de paso entre 120 y 150 minutos de marcha en total entre la ida y la vuelta.

Primera parada[editar]

Comenzamos el itinerario en la plaza del Ayuntamiento de Énova, donde podemos encontrar los primeros restos romanos en las lápidas incrustadas en la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia. Además en la misma plaza ya encontramos carteles informativos para ambientarnos en lo que nos vamos a encontrar.

Recreación de la Vila Cornelius

Siguiendo la calle Cervantes nos dirigimos hacia la Cruz de Término donde tomamos el Camí de Baix; los navegadores tienden a indicar que vayas por la carretera asfaltada que deja el cementerio a mano derecha, aunque el camino te lleva a Villa Cornelius, es bastante más largo que el que recomendamos, que es una senda sin asfaltar que va entre campos de naranjos que lleva al cementerio, al que no llegaremos porque nos desviaremos a mano izquierda un poco antes de llegar. El camino que tomamos, entre bancales de naranjos nos lleva a un túnel que permite pasar por debajo las vías del AVE, llegando al sitio donde se encuentran los restos de Villa Cornelius, actualmente soterrados aunque destacados en una zona vallada, con carteles informativos, los cuales están en un penoso estado. Para cruzar por debajo de las vías del tren seguimos las vayas que rodean la villa romana y pasaremos a la otra parte, desde donde continuaremos el camino.

Villa Cornelius es una villa romana está enclavada en una zona conocida como “EL Alters”. El hallazgo del yacimiento se debió a una casualidad, ya que se encontraron los restos de la villa cuando, en septiembre del año 2003, se iniciaron los trabajos previos a la construcción del trazado del AVE Madrid-Valencia.

Se trata de una villa rural, de entre 2600 a 3000 metros cuadrados, situada muy cerca de la Vía Augusta (en una llanura entre el río Sucro (Xúquer) y su afluente el río Magro) y de la antigua Saetabis (Játiva), en la provincia Tarraconense, perteneciente al patricio Publius Cornelius Iuniani (nombre del cual debió dar lugar al topónimo de la población posterior, Iunianus)

La villa se construyó a finales del siglo I d. C. (concretamente entre los años 65 y 75) y finalizó su uso en el segundo cuarto del siglo V d. C. A lo largo de este período, en el que la villa se dedicó a la explotación y el procesado del lino, se llevaron a cabo diversas reformas tanto en la casa como en la zona de producción.

Debió de abandonarse lo suficiente como para que parte de la techumbre de los edificios residenciales cayeran y quedaran sobre los suelos (que contenían mosaicos), sellándolos y permitiendo su conservación hasta nuestros días.

Los restos han permitido distinguir claramente entre la zona que se destinaba al uso residencial, la conocida como «pars urbana», y la destinada al uso productivo o de labor, llamada «pars rústica». Gracias al estudio de los restos hallados, sobre todo de los epigráficos, se llegó a la conclusión de que en la villa debieron habitar el dueño, su familia y el personal de servicio que estaba compuesto fundamentalmente por libertos y esclavos. De muchos de esos personajes se ha llegado a conocer incluso su nombre gracias a los epígrafes votivos y funerarios.

En el yacimiento se pudieron encontrar mosaicos policromados, unas termas de uso doméstico, un templo privado en el que destaca una escultura, una inscripción sepulcral de un liberto romano, pavimentos de mármol (posiblemente de las canteras de Buixcarró, la actual Bárig), diversas monedas, restos de vidrio y cerámica, restos del vidrio original de una ventana, e incluso pueden observarse las carriladas de carro en la parte que debía constituir la Vía de unión entre la actual Játiva (Saetabis) y Denia (Dianium), la cual pasaba por delante de la cantera (considerada por algunos estudiosos, como el arqueólogo Miquel Martí, como una de las más importantes de la península ibérica durante la [romanización (aculturación)|romanización]]), situada a unos 500 metros de la villa, en una zona conocida como “Partida dels Francs”, que también quedó al descubierto al hallar el yacimiento de Villa Cornelius.

Tras su hallazgo se realizó una excavación arqueológica de urgencia, en 2004, estando responsabilizados de su dirección los arqueólogos Rosa Albiach, Elisa García-Prósper y Aquilino Gallego (los cuales serían casi diez años más tarde los encargados del comisariado de la exposición llamada “Villa Cornelius. La vida rural en la época romana”, que se llevó a cabo, en 2013, en el Museo de Prehistoria de la Diputación de Valencia; en la que se mostraron muchas piezas recuperadas y puestas en valor por la restauradora del Museo de Prehistoria de Valencia, Trinidad Pasies)

Los restos expuestos de 'Villa Cornelius en la exposición "Villa Cornelius. La vida rural en la época romana", se ubicó en el Museo de l'Almodí de Játiva, siguiendo la Ley de Patrimonio, que obliga a tener en depósito estos restos en el Museo más próximo al lugar del hallazgo.

Por su parte el yacimiento se encuentra enterrado de nuevo, de manera que pese a que las vías del tren pasan por unos puentes, en lugar de reposar sobre las ruinas de la villa romana, para salvaguardarlas y permitir su acceso y visita, el yacimiento está sepultado.

Este primer tramo supone unos 1,6 km de recorrido y aproximadamente de 20 minutos de marcha.

Segunda parada[editar]

De Villa Cornelius nos desplazamos a la Noria de les Paretetes, que se encuentra en el camino que nos llevará hasta la Cantera de Quatre Camins. Tomamos el camino que discurre en paralelo a las vías del tren haciendo ángulo recto a la vía de la que veníamos, pasando por debajo de la carretera que lleva de Énova a Tossalnou. Una vez pasada por debajo la carretera hemos de continuar el camino que va a nuestra derecha, paralelo a la mencionada carretera de Énova a Tossalnou, dirección Tossalnou. A menos de 600 metros de Villa Cornelius nos encontraremos con una bifurcación de tres caminos, dos hacia la derecha y uno recto, en paralelo a la carretera. Nos desviamos tomando el más a la derecha, y a pocos metros podremos contemplar los restos de una antigua noria, la conocida como Noria de les Paretetes.

La Noria de les Paretetes está localizada en el sector suroriental del término de L'Ènova, en la partida de las Paretetes. La noria explotaba un pozo que daba acceso al nivel freático, a unos escasos metros. Sobre predas interiores fueron reforzadas con sillería en seco. En una actuación posterior, se recubrieron cono mortero de hormigón. Sobre el pozo se colocaba un artilugio metálico de tracción animal, encargado de la elevación del agua para el riego de unas huertas. Consistía en dos ruedas: la horizontal, que era accionada mediante el uso de una caballería y que engranaba en la vertical. De ésta pendía una maroma en la que se disponían los cangilones en los cuales se acumulaba el caudal extraído. Del antiguo mecanismo se conservan los anclajes utilizados para afianzarlo al pozo. La caballería utilizada para accionar el artefacto giraba alrededor de un rodal de 9,30 metros de diámetro por 2,90 metros de altura, facturado con sillería. A pesar de su desuso, no presenta signos de degradación, por lo que su estado de conservación es adecuado.

Partes integrantes 1) Rampa de acceso del animal de tiro. 2) Plataforma rotatoria elevada. 3) Pozo con restos metálicos de la vieja noria.

El segundo tramo son unos 600 metros y unos 10 minutos de marcha.

Tercera parada[editar]

Desde la noria volvemos al camino de la derecha asfaltado que nos llevará hacia la cantera de mármol de Quatre Camins, también conocida como Llosar dels Francs por está situada junto a una carretera en la Partida dels Francs, que se localiza en las coordenadas 39°02’04.9″N 0°27’36.1″W (39.034700, -0.460023); está a 1,2 Km por carretera asfaltada. Veremos carteles indicativos de la cantera a mano derecha de la carretera y nos desviaremos a través de una senda de tierra hasta la cantera en sí.

La Cantera de Quatre Camins puede visitarse en cualquier momento ya que se encuentra al aire libre, es también conocida como Llosar dels Francs por está situada junto a una carretera en la Partida dels Francs, es un lugar situado en las coordenadas 39°02’04.9″N 0°27’36.1″W (39.034700, -0.460023).

Puede apreciarse cómo se extraía el mármol en forma de bloques rectangulares que, después, eran transportados sobre carros con bueyes. Estas piedras, ya en los talleres, eran cortadas por los canteros dándoles una forma predeterminada para, finalmente, ser enviadas a las diferentes ciudades del Imperio Romano.

El mármol extraído en este lugar adquirió gran importancia y se utilizó tanto para finalidades constructivas como ornamentales. De hecho, de la cantera romana de L´Énova existen piezas de mármol repartidas por el mundo, como por ejemplo en Roma, en la Villa dei Quintili, la más importante del Imperio. También existen piezas de mármol cortadas de L´Énova en Valencia capital, en concreto en la portada románica de la Catedral de Valencia, donde el zócalo, la parte inferior, es de mármol extraído de esta cantera -mármol rosa y amarillo buixcarró- característico con tonalidades rosáceas y amarillentas.

Está considerada como una de las canteras romanas mejor conservadas de Europa, según el arqueólogo Miquel Martí, llegando a tener relevancia internacional. El tercer tramo son 1,2 km y unos 15 minutos de marcha.

Cuarta parada[editar]

Desde la Cantera volvemos a la carretera y siguiéndola en la misma dirección que llevábamos hasta llegar a la misma continuaremos hasta las carriladas íbero-romanas de Énova, en las coordenadas 39°01’56.7″N 0°26’55.6″W (39.032407, -0.448763). Para verlas tenemos que dejar la carretera y desplazarnos campo a través a mano derecha, según la marcha. Hay carteles indicativos e informativos.

Las Carriladas íbero-romanas de Énova son huellas visibles en la piedra que nos muestran la distancia entre ejes de lo que parecen ser ruedas de carros que por allá pasaron. Estos carriles excavados en las rocas facilitaban el paso de los carros de bueyes que tiraban de los grandes bloques de mármol extraídos de la Cantera de Quatre Camins. No podemos perder de vista que L’Énova fue una vía que unía transversalmente la ciudad de Saiti Ibérica (la posterior Saetabi Augustanorum o Saetabis romana, hoy en día Xàtiva) y Dianium (Dénia).

Este tramo son 1,1 km y unos 15 minutos de marcha

Una vez llegado a este punto, la ruta se ha acabado y debemos hacer el mismo camino para volver al punto de partida.

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