41.90412.453Mapa de Ciudad del Vaticano
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La Ciudad del Vaticano (Status Civitatis Vaticanæ en latín) está llena de características que la hacen un destino único e imperdible. Su existencia como Estado independiente es un caso excepcional en el mundo contemporáneo, lo que se refleja en su estatus como el país más pequeño del mundo. Está completamente rodeado su territorio nacional por la milenaria ciudad italiana de Roma.


Comprender[editar]

La Guardia Suiza protege desde el siglo XV al Papa.

Roma ha sido históricamente la sede del catolicismo, y desde 1929 la Ciudad del Vaticano es un país independiente. El Vaticano ha alojado históricamente a las principales autoridades de la Iglesia católica romana, incluyendo al Papado. Posee una superficie de apenas 44 hectáreas en una colina sobre la orilla derecha del río Tíber.

Su pequeño tamaño contrasta con la grandiosidad de las estructuras que en ella se encuentran. La Basílica de San Pedro y su plaza son uno de los más reconocidos símbolos de la religión católica y sede de las principales ceremonias realizadas por el Papa que, además de sus funciones espirituales, ejerce también como jefe de Estado del país. Los cercanos Museos Vaticanos guardan algunas de las más preciadas de obras de arte de la Antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento del mundo, destacando la famosa Capilla Sixtina. Más allá de la religión que cada uno profese (o que no profese), la Ciudad del Vaticano es un destino inolvidable.

Historia[editar]

Pese a que el cristianismo se remonta a lo que corresponde actualmente a Israel y Palestina, la expansión de esta religión dentro del antiguo Imperio romano fue lo que la convertiría en un culto seguido por millones de personas. San Pedro, el principal seguidor de Jesús y considerado el fundador de la Iglesia, predicó en Roma hasta su martirio cerca del año 67, durante el reinado de Nerón. Según la tradición, su sepulcro se ubicó en el cercano Monte Vaticano, lo que daría parte importante del simbolismo que mantiene hasta el día de hoy.

Pedro sería el primer Papa de la historia y, luego de años de persecución, el catolicismo se convirtió en religión oficial del Imperio en el año 380 por Teodosio. El Papado se convirtió en una poderosa e influyente institución, especialmente tras el fin del Imperio romano y la sucesión de dominaciones por bárbaros, bizantinos y francos. En 752, el emperador franco Pipino el Breve otorgaría el dominio efectivo de las tierras de lo que hoy es el centro de Italia al Papa, dando inicio a los llamados Estados Pontificios. El Sumo Pontífice ejercería así tanto el poder religioso como el civil sobre Roma y sus alrededores por más de 11 siglos. Aunque el Vaticano tuvo un lugar de relevancia para el Papado y que llevó a la construcción de la Basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina por afamados arquitectos y artistas como Bernini o Miguel Ángel, las sedes reales estaban en la vecina ciudad de Roma: la archibasílica de San Juan de Letrán era la sede del obispado de Roma (y por ende, del poder religioso), mientras la sede del poder civil y la residencia del Papa estaban en el Palacio del Quirinal, hoy sede de la Presidencia de la República Italiana.

Sería en el siglo XIX que, tras las invasiones napoleónicas y la efervecencia por la Unificación italiana, la existencia de los Estados Papales como tal acabarían. En 1870, el rey italiano Víctor Manuel II ocupó finalmente Roma, completando la unificación del Reino de Italia y estableciendo el Quirinal como el nuevo Palacio Real. El Vaticano pasó a estar bajo la soberanía del Reino de Italia, y el papa Pío IX, que perdió su autoridad civil, se declaró «prisionero en el Vaticano». Más tarde, en 1929, el papa Pío XI y el presidente del Gobierno italiano, Benito Mussolini, suscribieron los Pactos de Letrán, en virtud de los cuales Italia concedía la independencia a la Ciudad del Vaticano como estado soberano, a cambio de que el nuevo Estado Vaticano naciente reconociese la soberanía italiana sobre la ciudad de Roma y la existencia misma del Reino de Italia. Como compensación, algunos sitios religiosos emblemáticos enclavados dentro de Roma, como San Juan de Letrán, gozarían de un carácter de extraterritorialidad, y serían considerados como anexos a la Embajada del Vaticano en Italia.

Es así como la Ciudad del Vaticano es una institución relativamente reciente (con menos de 100 años), pero un origen histórico milenario. Es importante notar la diferencia entre lo que es la Ciudad del Vaticano, un término geográfico que denota el área donde el Papa ejerce poder civil, y la Santa Sede, que se refiere a la institución religiosa que ejerce como cabeza de la Iglesia católica romana a nivel mundial. También de relevancia es entender que, acorde a los Pactos de Letrán, algunos poderes civiles dentro del territorio vaticano como justicia y defensa pueden ser ejercidos por Italia por encomienda directa del Papa.

Llegar[editar]

Mapa del Vaticano y el entorno cercano. La estación romana de Ottaviano, en Italia, es la más cercana al puesto fronterizo principal.

La Ciudad del Vaticano cuenta con tres puestos fronterizos terrestres autorizados para turistas extranjeros: dos de entrada a través de la Plaza de San Pedro y el tercero a través de los Museos Vaticanos (tras pagar la respectiva entrada a estos últimos). Al ser un territorio rodeado completamente por la ciudad italiana de Roma, y en virtud de un acuerdo trilateral firmado entre el Vaticano, Italia y la Unión Europea, no existe ningún tipo de control fronterizo por razones operativas y funcionales. Los puestos fronterizos de la Plaza de San Pedro permanecen abiertos las 24 horas del día, todos los días del año, y el de los Museos Vaticanos, exclusivamente en el horario de apertura de los mismos. Pese a todo, ha de tenerse en cuenta que, al entrar o salir del Vaticano, aunque no se exija documentación en frontera ni haya control en sentido estricto, se está cruzando una frontera internacional, con todas las consecuencias políticas y personales que de ello se derivan.

Existen, además de estos tres puestos fronterizos, algunos más a lo largo de toda la frontera vaticana terrestre, incluyendo un puesto fronterizo ferroviario, además de un puesto fronterizo aéreo en el Helipuerto del Vaticano, pero todos ellos están reservados a diplomáticos, autoridades extranjeras, ciudadanos vaticanos, residentes en el Vaticano y trabajadores transfronterizos. En el puesto fronterizo del Helipuerto del Vaticano existe, además, un control policial de la República de Italia por imperativo legal.

Para llegar a la Ciudad del Vaticano, puede caminar desde el centro de la vecina ciudad italiana de Roma, cruzando el Tíber y recorriendo algunas manzanas. Si está en otras zonas de la ciudad italiana de Roma, lo más conveniente es tomar el metro o algún bus. El metro de Roma tiene dos estaciones que lo dejan cerca de los tres puestos fronterizos para turistas: tome la Línea A y bájese en la estación Ottaviano para ir a la frontera de la Plaza de San Pedro o en Cipro para cruzar la frontera del Museo. El bus 64 de Roma lo deja junto a la frontera sur del Vaticano desde el centro de la ciudad de Roma y de la estación Termini, mientras que un tranvía lo puede llevar a las proximidades del Vaticano desde la Piazza del Risorgimento de Roma.


Desplazarse[editar]

El papamóvil, una de las pocas formas para recorrer el Vaticano sin ir a pie. Es el vehículo oficial del jefe del Estado Vaticano, es decir, del Papa.

A pie, a menos que sea ciudadano vaticano, viaje en algún vehículo oficial o sea trabajador transfronterizo. Pero tranquilo, la Ciudad del Vaticano es extremadamente accesible debido a su pequeño tamaño y, además, gran parte del territorio está vetado para extranjeros.

La aglomeración de turistas es importante, por lo que tenga en consideración siempre la señalización. No querrá que, tras seguir una fila de personas por una hora, termine en un lugar al que no quería ir.

Hablar[editar]

Cajero automático del Vaticano. Nótese que figura en latín, el idioma oficial del país.

El latín es la lengua local y la única oficial del país. Sin embargo, por motivos de proximidad geográfica, gran parte de la administración del país está formada por nativos italianos, por lo que gran parte de las conversaciones se realizan en italiano. Aunque legalmente el latín tiene rango de lengua oficial, éste no se usa cotidianamente; sólo algunas ceremonias religiosas se realizan en dicho idioma, pues la mayoría son en italiano. Si tiene conocimientos de latín, no se desanime, pues todas las inscripciones originales dentro de la Basílica de San Pedro están en dicha lengua y tendrá la oportunidad de entender más que un turista promedio dentro de esta grandiosa obra.

Debido al alto número de visitantes, el inglés es ampliamente aceptado y entendido en el país. Debido a la semejanza entre el italiano y el español, y la constante presencia de turistas españoles e hispanoamericanos, el español también puede ser utilizado en algunas circunstancias.

Ver[editar]

La Ciudad del Vaticano tiene dos destinos turísticos principales y únicos: la Basílica de San Pedro junto a su plaza y los Museos Vaticanos.

Basílica y Plaza de San Pedro[editar]

Vista de la Plaza de San Pedro y la Basílica al fondo.
El baldaquino, ubicado sobre el altar principal de la Basílica.

La Plaza de San Pedro (Piazza San Pietro) es el principal espacio público de la Ciudad de Vaticano y su más conocido punto de entrada. Aunque la llegada más rápida es desde la estación Ottaviano del metro de la vecina ciudad italiana de Roma, entrando por el puesto fronterizo del lateral de la Plaza de San Pedro, es recomendable caminar por la Via della Conciliazione romana para entrar por el puesto fronterizo principal del país y tener una fenomenal vista de la cúpula de la Basílica a medida que uno se acerca a la Plaza. El diseño de esta fue obra de Gian Lorenzo Bernini, siendo construida entre 1656 y 1667. La plaza está rodeada por una columnata con figuras de ciento cuarenta santos de diversas épocas y lugares; en su interior se encuentran dos fuentes, una en cada foco de la elipse, y en medio de la plaza se erigió un monumental obelisco (de 25 metros de alto y 327 toneladas), traído de Egipto durante la época romana y que, según la tradición católica, habría sido testigo del martirio de San Pedro. En este lugar se reúnen grandes multitudes para presenciar diversas actividades religiosas, especialmente las audiencias públicas del Papa o la espera de los resultados de un cónclave.

Frente a la plaza se encuentra la Basílica de San Pedro, la iglesia católica más grande del mundo, con una superficie que supera las 2,3 hectáreas. Pese a no ser la sede pontificia oficial (la archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de Roma), es uno de los símbolos más reconocidos del Papado y del catolicismo como tal. Para entrar a esta iglesia, se debe acceder a través de las columnatas que rodean la plaza de San Pedro (usualmente cuenta con una larga fila que podrá identificar de inmediato). El ingreso es gratuito, aunque para acceder a la cúpula deberá pagar un monto cercano a los € 7. El interior de la Basílica deslumbra por una serie de magníficas obras religiosas, donde destaca la escultura de La piedad de Miguel Ángel, el baldaquino ubicado sobre el altar principal y la estatua de bronce de San Pedro, cuyo pie besan los peregrinos como símbolo de fidelidad. Bajo la Basílica se encuentran las grutas donde se presume está la tumba de San Pedro, junto a la cual se han instalado las de otros Papas que lo sucedieron.

Si usted es de confesión católica, no tiene prohibido hacer oración en la basílica, pero es más aconsejable hacerlo en una de las capillas de la basílica, sin ser molestado por la alta afluencia turística. Dentro de las capillas está prohibido tomar fotografías y debe entrarse de forma discreta, para evitar ser sacados del sitio por los guardias.

Museos Vaticanos[editar]

La famosa escalera de salida de los Museos.
La Creación de Miguel Ángel en la bóveda de la Capilla Sixtina.

Una parte importante de los edificios que se encuentran en el Vaticano corresponden a un conjunto de museos que albergan una de las colecciones de arte más grande del mundo, especialmente de la Antigüedad. El Museo Pío-Clementino posee una colección de esculturas principalmente de la era clásica griega y romana, donde destacan obras como el Apoxiomeno de Lisipo y Laocoonte y sus hijos. El Museo Chiaramonti en el llamado Braccio Nuovo continúa en la línea anterior y tiene en su exhibición la famosa escultura de Augusto de Prima Porta. La Galería de los Mapas posee una increíble colección de mapas topográficos de Italia, realizados como gigantes frescos durante el siglo XV y la Pinacoteca posee una exhibición de obras realizadas por artistas como Leonardo da Vinci y Rafael, entre otros. También son de interés el Museo Gregoriano Etrusco, el Museo Gregoriano Egipcio, el Museo Gregoriano Profano y la Biblioteca Vaticana.

Pese al incontable número de obras de gran relevancia histórica que poseen los Museos, son dos las zonas que se llevan la atención de todos los visitantes. Las Estancias de Rafael son unas habitaciones del Palacio Apostólico decoradas con frescos del pintor renacentista Rafael y sus discípulos entre 1508 y 1524. Dentro de estos frescos se encuentra La escuela de Atenas, una de sus obras más reconocidas.

El punto cúlmine de la visita es la Capilla Sixtina. Se trata de una habitación totalmente cubierta por frescos que relatan diversos pasajes del Antiguo y el Nuevo Testamento, una galería de los Papas y otras figuras relacionadas. La bóveda de la Capilla es famosa por su imagen de la Creación, realizada por Miguel Ángel. Goethe mencionó que "Sin haber visto la Capilla Sixtina, uno no puede formarse una idea apreciable de lo que un hombre es capaz de lograr" y sus palabras no pueden ser menos ciertas. La Capilla es realmente sobrecogedora y probablemente el momento más memorable de toda la visita al Vaticano. Pese a ello, su visita puede no ser particularmente acogedora: en general está atestada de visitantes, lo que impide observar con calma todos los detalles que posee. Aunque se debe mantener completo silencio y no usar cámara, los turistas muchas veces no respetan estas restricciones, generándose un murmullo constante interrumpido por los reclamos de los guardias que intentan mantener el silencio requerido.

La entrada a los Museos Vaticanos se realiza por el puesto fronterizo número 3, situado al norte del país, en los muros que rodean al Estado. La entrada general cuesta € 16 y se puede acceder de lunes a sábado entre 9:00 y 16:00 (vea detalle de días de cierre especiales). Los domingos está cerrado, exceptuando el último de cada mes cuando el acceso es gratuito. Sin embargo, la gran cantidad de asistentes esos días hace que la visita sea poco recomendable. Puede también reservar guías que le permitirán evitar las largas colas y acceder más rápidamente a las principales exhibiciones (como la Sixtina).

Otras actividades[editar]

Vista de los Jardines Vaticanos.

Si tiene tiempo para preparar su viaje con dedicación, puede acceder a algunas actividades adicionales. Una de ellas es visitar los Jardines Vaticanos, usualmente prohibidos para los turistas pero que se puede acceder como parte de un tour organizado por los Museos Vaticanos por unos € 37 (incluye una entrada a los Museos). Estos tours funcionan todos los días, a excepción de los miércoles y domingos.

Para los visitantes más fervientes, una opción interesante es asistir a una audiencia del Papa. Él usualmente saluda al público ubicado en la Plaza de San Pedro desde su habitación al mediodía de cada domingo (excepto en verano cuando lo hace desde Castel Gandolfo). Los miércoles, en tanto, realiza su audiencia pública: a las 10:30 cruza la Plaza saludando a los asistentes desde su papamóvil y luego los bendice desde un balcón (en invierno hace su audiencia en el auditorio del Aula Pablo VI). Para poder asistir a la audiencia de los miércoles puede conseguir un ticket en la Oficina de la Guardia Suiza ubicada en la columnata norte de la plaza a partir del mediodía del martes anterior o contactando, en Italia, con la Iglesia de Santa Susana, ubicada en la Via XX Settembre, cerca de la estación Reppublica del metro romano (más detalles aquí).

Comprar[editar]

La Oficina Postal Vaticana es el lugar preciso para uno de los recuerdos más clásicos del país más pequeño: sellos postales y monedas.
Buzón del Correo Vaticano fuera de la oficina postal de la Plaza de San Pedro.

La naturaleza del país más pequeño del mundo explica la ausencia de comercios tradicionales dentro del territorio vaticano y los pocos establecimientos existentes dependen directamente del Gobierno vaticano, orientados principalmente a la venta de souvenirs. Existen algunas tiendas en anexos de la Basílica de San Pedro (en la cúpula, a la salida del recorrido y junto al Museo del Tesoro en la sacristía), que poseen ornamentos religiosos como crucifijos, medallas y rosarios, iconografía papal y otros elementos relacionados con el catolicismo. A la salida del recorrido por los Museos Vaticanos existe también una tienda que vende libros, réplicas y otros recuerdos relacionados con la exhibición y sus obras (especialmente de la Capilla Sixtina).

Uno de los recuerdos más clásicos del Vaticano corresponde a su servicio postal. La historia postal del Vaticano se remonta a la época de los Estados Pontificios y ha continuado hasta el día de hoy, aunque cada vez más dedicada al turismo y la filatelia. Las estampillas cuestan entre € 1 y € 3, dependiendo del destino y pueden ser compradas en la oficina de la Poste Vaticane, ubicada en la Plaza de San Pedro. Existen también varios buzones de color amarillo donde puede depositar su carta (y sacarse una clásica foto allí). En la misma oficina filatélica, se venden también otros recuerdos, destacando elementos numismáticos de gran interés para coleccionistas. El Vaticano emitió por años monedas de la lira vaticana (a la par con la italiana) con un evidente interés para coleccionista; dicha divisa fue reemplazada por el euro en 2002 y desde entonces, gracias a un triple acuerdo entre la Unión Europea, Italia y el Vaticano, goza del derecho de emitir su propia serie de monedas de euro (al igual que los otros miembros de la Eurozona). Cada una de las 8 monedas vaticanas (que van desde un céntimo a los 2 euros) tiene una baja emisión de aprox. 6.000 por año de cada variante. En los últimos años, la de 50 céntimos se ha elevado por sobre el millón de unidades anuales, por lo que son las de más fácil acceso en la tienda (cada una cuesta € 3), donde también se venden colecciones completas, cuyo valor pueden superar los € 100 con facilidad. Puede ver los precios actualizados y la variedad de productos en la página de la Oficina Filatélica y Numismática.

Si busca souvenirs, no limite su búsqueda a las tiendas del país. En todas las calles de la vecina ciudad italiana de Roma que conducen a los puestos fronterizos vaticanos (y más allá incluso) encontrará tiendas que pueden ofrecer incluso una mayor variedad de productos a un menor precio. Existe también mucho comercio ambulante, donde encontrará productos aún más baratos pero considere que la calidad de los productos puede variar. El comercio de souvenirs es amplísimo y la capacidad de respuesta de los comerciantes es impresionante: a pocos días de la asunción del nuevo papa Francisco, las calles ya estaban llenas de recuerdos con su rostro.

Comer y beber[editar]

La estatua de San Pablo, frente a la Basílica.

El restaurante de los Museos Vaticanos es el único de todo el país, por lo que es totalmente aconsejable cruzar la frontera y comer en la vecina ciudad italiana de Roma. En las cercanías al Vaticano puede encontrar tanto locales que venden desde bebidas y sándwiches, cafeterías y restaurantes de gran nivel. En la Viale Giulio Cesare (por donde se encuentra la estación Ottaviano) puede encontrar locales de comida rápida. Algunos de los locales aconsejados, todos ellos en Roma, en territorio italiano, son:

  • Da Vito e Dina, Via Degli Scipioni 50. +39-06-3972 3293. Restorán de comida italiana, principalmente pastas y productos marinos.
  • Dal Toscano, Via Germanico 58. +39-06-3972 5717. Un tradicional ristorante de comida italiana, se aconseja reservar con anticipación.
  • Dolce Maniera, Via Barletta 27. +39-06-. Panadería con opciones de comida baratas, como paninis o trozos de pizzas.
  • Makasar Bistrot, Via Plauto 3. Tapas, prosciutto, quesos y vinos a pasos del Vaticano.
  • Old Bridge Gelateria, 5 Viale dei Bastioni di Michelangelo. Gelatería tradicional, un lugar ideal para descansar entre recorridos.
  • Osteria dell'Angelo, Via Giovanni Bettolo 24. +39-06-3729 470. Una popular trattoria con pastas, parrilla y otros platos italianos. Precio: Entre €20 y €30 por persona.
  • Pizzeria Amalfi, Via dei Gracchi 12. +39-06-3973 3165. Popular pizzería de barrio, precios moderados. Precio: €8 por pizza.
  • Siciliainbocca, Via E. Faa di Bruno 26 (Estación Cipro). +39-06-3735 8400. Restorán de origen siciliano, especializado en pescados. El pez espada es uno de los favoritos del local junto al sorbete de limón.

Dormir[editar]

El Vaticano no tiene ningún hotel en todo su territorio abierto al público en general, por lo que debe buscar alojamiento en la vecina ciudad italiana de Roma, cruzando la frontera. Algunas opciones cercanas al Vaticano se listan a continuación:

Seguridad[editar]

Coches patrulla del Vaticano.

La seguridad es, en general buena, como en la ciudad fronteriza de Roma. Al ser un centro turístico de renombre, existen varios crímenes menores como hurto y carterismo. Como visitante, se debe tener el mismo cuidado con las pertenencias de uno que en cualquier otra aglomeración de personas.

El Cuerpo de Gendarmería de la Ciudad del Vaticano es la institución responsable de la seguridad y el orden público general en la Ciudad del Vaticano. Acorde a los Pactos de Letrán, Italia complementa algunos de los servicios de seguridad de la Ciudad del Vaticano: aparte de la defensa militar (al ser un enclave), la República Italiana puede llevar a cabo los juicios cometidos en la Ciudad del Vaticano y cuidar de los reclusos dentro de sus cárceles, si así lo autoriza el Gobierno vaticano. La Guardia Suiza Pontificia, famosa por su rol ceremonial, no cumple servicios públicos para el Vaticano, sino que es la Guardia personal del Sumo Pontífice, en calidad de jefe de Estado vaticano.

Respecto a la salud, en el Vaticano no existe ningún centro sanitario ni médico para extranjeros. En caso de necesitar asistencia médica, según un tratado firmado entre Italia y el Vaticano, será enviado a un centro sanitario de la vecina ciudad italiana de Roma.

Respetar[editar]

La Plaza de San Pedro y la Basílica de noche, vista desde la frontera italovaticana.

La Ciudad del Vaticano es una dictadura confesional y teocrática, cuya forma de gobierno es la monarquía absolutista, y que no forma parte de la Unión Europea ni de la Organización de las Naciones Unidas. Muy pocos derechos humanos y casi ninguno de los derechos fundamentales reconocidos en territorio de la Unión Europea se disfrutan en este país.

El régimen vaticano se niega sistemáticamente desde su fundación en 1929 a convocar elecciones. Todos los cargos políticos son designados directamente por el jefe del Estado, sin participación popular. La propia jefatura del Estado, que por mandato constitucional debe ser ocupada por un hombre, es designada con carácter vitalicio por una institución político-religiosa, el Colegio Cardenalicio, formada por algunos ciudadanos vaticanos y extranjeros, cuyos miembros, todos ellos hombres también, son nombrados discrecionalmente por los anteriores jefes de Estado vaticanos.

No existe división de poderes en el país, concentrándose en el jefe del Estado la función legislativa, ejecutiva y judicial. El país solo dispone de un único periódico, un único canal de radio y otro de televisión, todos ellos operados por el Estado, y no dispone de libre acceso a Internet, al que solo se puede acceder con autorización del Papa. Los partidos políticos son ilegales.

Sin embargo, todo esto no debe preocuparle, ya que para el régimen vaticano los turistas extranjeros son una de las fuentes de ingresos principales del país y suele tener bastante permisividad y tolerancia con ellos. La práctica totalidad de delitos cometidos por turistas extranjeros por desconocimiento de la legislación vaticana se saldan con una simple amonestación verbal o, en casos muy extremos, con la expulsión del país. Además, en la práctica es perfectamente posible acceder a Internet desde todo el país, por desbordamiento de la señal de cobertura móvil de los operadores de telefonía italianos.

Además, el Vaticano es un lugar de peregrinación de millones de católicos que año tras año colman la Plaza de San Pedro para asistir a una beatificación o canonización, participar de un encuentro de jóvenes o simplemente conocer al Papa en una de sus audiencias. Por ello que debe tener en consideración que es fundamental el respeto por los símbolos religiosos católicos y al sistema político interno vaticano, no tan solo por el lugar, sino por la gente a su alrededor y por respeto a la soberanía vaticana.

Aunque la Basílica de San Pedro suele estar abierta y permite el flujo libre de personas, en algunas ocasiones se realizan misas en las diversas capillas de su interior. No saque fotografías en dichas ocasiones, ingrese sólo si desea participar del acto litúrgico y mantenga en general el silencio. Tanto las grutas como la Capilla Sixtina tienen prohibido el uso de cámaras fotográficas, pero sólo en la segunda esto es exigido persistentemente. Los guardias están permanentemente haciendo callar a los asistentes, por lo que intentar tomar una fotografía le provocará únicamente un regaño, y una foto oscura y pixelada de baja calidad.

Al ser un lugar sagrado para el catolicismo, es también importante seguir el código de vestimenta requerido por el Gobierno vaticano: evite pantalones o vestidos cortos, al igual que camisetas sin mangas. Los guardias que se encuentran al ingreso de la Basílica de San Pedro pueden negarle el acceso, a pesar de ser un día caluroso. Se recomienda también quitarse sombreros al ingresar a la Basílica y otros lugares cerrados.

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